Tras la introducción del capítulo 1, nos adentramos en la primera parte del libro cuyo principal objetivo es ayudarnos a definir qué es lo esencial en nuestra vida. A lo largo de este segundo capítulo, Elige, y del tercero y cuarto, Greg nos guiará a través de las ideas y personas que nos empujan al no esencialismo, hacia la lógica fundamental esencial.
El título de este segundo capítulo ya nos da pistas de hacia dónde quiere llevarnos a lo largo de su lectura; Elige: El poder invencible de la elección.
Lo que nos hace humanos es nuestra capacidad de elegir – Madeleine L’Engle
El autor comienza con un relato autobiográfico, llevándonos a un momento concreto de su pasado y centrándose en un acontecimiento muy concreto; una frase que alguien le dice actúa como disparador llevándole a plantearse porqué está haciendo lo que hace, si es realmente lo que desea hacer, y qué circunstancias le han hecho llegar a ese punto exacto de su vida. Y por medio de este análisis, llega a la interesante conclusión de que…
La capacidad de elegir no es algo que alguien te pueda quitar, ni siquiera que puedas ceder… aunque es algo que puedes olvidar – Greg McKeown
No tenemos poder sobre las opciones que se nos presentan, pero sí podemos elegir. Sin embargo, en muchos casos (y cada vez más) no lo hacemos, llegamos a olvidar nuestra capacidad de elegir y nos mantenemos al margen, como meros(as) espectadores(as) frente a nuestras propias elecciones.
¿Cómo crees que olvidamos nuestra capacidad para elegir?
Pues Greg apoya su discurso sobre unos datos (un experimento) que voy a compartir contigo, porque me han parecido muy interesantes y reveladores.
En la segunda mitad del s. XX, los Sres. Martin Seligman y Steve Maier llevaron a cabo un experimento con pastores alemanes. El experimento constó de dos fases.
En la primera de ellas, se dividió a los animales en tres grupos y se les colocaron unos arneses a través de los cuales se les podían transmitir pequeños choques eléctricos. Al primer grupo, se les aportó además una palanca, de modo que si la accionaban, los choques cesaban. Con el segundo hicieron lo mismo, pero con una trampa; la palanca no funcionaba y aunque la accionasen los choques no se detenían. Y al tercer grupo, simplemente no le aplicaron choques eléctricos.
En la segunda parte del experimento, lo que hicieron fué colocar a todos los canes en unas cajas grandes con una divisoria en el centro. La base de la caja transmitía choques eléctricos, pero solamente en el lado que les colocaban inicialmente; si traspasaban la divisoria y cruzaban al otro lado, no había choques.
El resultado fué sorprendente. Los animales que en la primera fase no recibieron choques, o los que fueron capaces de detenerlos por medio de la palanca, consiguieron cruzar al lado sin choques de la caja. Sin embargo los que no pudieron detener los choques en la primera fase, en la segunda se quedaron parados, recibiendo los choques y asumiendo que no podrían hacer nada por detenerlos. Se resignaron.
A los seres humanos nos ocurre lo mismo; un niño que en edades tempranas tiene problemas con las matemáticas, termina generalmente antes o después por resignarse a ello y rendirse. Los autores del experimento calificaron esta respuesta como “indefensión aprendida”.
¿Te has resignado, asumiendo que no puedes elegir?
Es muy importante que no olvidemos nuestra capacidad de elegir, cuando lo hacemos aprendemos a mantenernos indefensos frente a las circunstancias como si nuestra responsabilidad frente a todo aquello que ocurra sea nula, del mismo modo que nuestra participación en el hecho que haya acontecido. Tirar la toalla es cómodo, pero casi nunca resulta en aquello que deseamos. Si permitimos que nos quiten nuestro poder de elegir, nos convertiremos en el resultado de las elecciones de otras personas, y ese es el camino del no esencialista.
En resumen, para “hacer con propósito” primero debemos tomar decisiones y elecciones con propósito, y para ello es absolutamente necesario que nunca olvidemos nuestra capacidad para decidir y elegir. Sin ella, no seremos más que marionetas a merced de nuestra “indefensión aprendida”.
En esta serie…
Introducción: Esencialismo
Capítulo 1: El esencialista
Capítulo 2: Elige
Capítulo 3: Distingue
Capítulo 4: Haz concesiones
Capítulo 5: Escápate
Capítulo 6: Mira
Capítulo 7: Juega
Capítulo 8: Duerme
Capítulo 9: Selecciona
Capítulo 10: Aclara
Capítulo 11: Atrévete
Capítulo 12: Líbrate de los compromisos
Capítulo 13: Edita
Capítulo 14: Limita
Capítulo 15: Amortigua
Capítulo 16: Resta
Capítulo 17: Progresa
Capítulo 18: Fluye
Capítulo 19: Concéntrate
Capítulo 20: Sé (La vida esencialista)
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