Una semana más nos acercamos al libro Esencialismo de Greg McKeown. En este caso, llegamos al capítulo 12: Líbrate de los compromisos.
El jet Concorde fue un logro increíble de la ingeniería aeronáutica. No sé si sabes que a bordo de este avión podrías volar de Londres a Nueva York en menos de dos horas y cincuenta y tres minutos. Esto es menos de la mitad del tiempo que invertiría un avión tradicional.
Sin embargo, también fue un fracaso financiero estrepitoso. El proyecto se mantuvo perdiendo dinero durante más de cuatro décadas. Aún así, cada vez que se salía de presupuesto los gobiernos de Francia e Inglaterra inyectaban más y más dinero. Y lo hacían a sabiendas de que nunca recuperarían sus inversiones.
Seguro que te estás preguntando, ¿porqué hacían esto?
La tendencia de los costos hundidos
Los capaces e inteligentes funcionarios de los gobiernos francés e inglés seguían y seguían alimentando esta inversión, entre otros motivos, a causa del fenómeno psicológico llamado «La tendencia de los costes hundidos».
Este fenómeno consiste en seguir invirtiendo tiempo, dinero o energía en algo que sabemos que es una apuesta perdida, simplemente porque ya hemos hecho una inversión y nos resistimos a darla por perdida.
La mitad de los problemas de esta vida se pueden atribuir a decir que sí demasiado rápido y a no decir que no lo suficientemente pronto — Josh Billings
Todas las personas somos igualmente vulnerables ante este fenómeno. Cuanto más inviertes, más te cuesta retirarte. No podemos asumir la pérdida, reconocer el error cometido. Reconocer que retirarte es mejor opción que seguir peleando. ¿Nunca te ha ocurrido?
Continuamos viendo una película malísima porque ya hemos pagado nuestra entrada en el cine. Seguimos esperando el autobús en la parada solo porque ya llevamos tiempo esperando, aunque parece que no vendrá. Continuamos invirtiendo en una relación tóxica aún cuando solo empeora. Seguimos apostando nuestro dinero en juegos de azar para recuperar lo perdido, y solo perdemos más y más.
Hacemos el camino del no esencialista una y otra vez, en camino de ida y vuelta. Una persona esencialista se diría: Si no estuviera invirtiendo ya, ¿cuánto invertiría? ¿qué más podría hacer con este tiempo o dinero si me retiro ahora?
La persona esencialista no fija su atención en el pasado y lo que ha perdido, la fija en el futuro y en reducir sus pérdidas desde este momento. La persona esencialista no se fija en el fracaso, se fija en el acierto.
El Efecto donación
Existe una frase muy popular que dice: Nadie en la historia de la humanidad ha lavado un coche alquilado.
Y es cierto, ¿verdad? Esto se debe al fenómeno conocido como «Efecto donación». Tenemos tendencia a subestimar lo que no es nuestro, y a sobrevalorar lo que sí lo es.
En un estudio relacionado con el efecto donación, Daniel Kahneman y sus colegas dieron al azar tazas de café a la mitad de un grupo de personas. Tras hacerlo, les preguntaron a las personas que tenían taza por cuánto la venderían, y a las que no tenían taza cuánto pagarían por tenerla. Curiosamente, el valor de venta de las tazas alcanzó una media de 5.25$ pero la media de intención de compra se quedó en 2.50$.
Seguramente en este preciso momento se te ocurrirán decenas de cosas de las que no te gustaría desprenderte aunque sabes que ni las has usado ni las usarás. Y esto no solo nos ocurre con bienes materiales. Nos ocurre también con todo tipo de oportunidades y actividades.
Finge que aún no lo tienes
¿Y si finges que aún no lo tienes? ¿Y si en vez de preguntarte en cuánto valorarías algo que tienes, te preguntases cuánto pagarías por ello si no lo tuvieses? ¿Y si en vez de preguntarte cómo te sentirías al perder esa oportunidad, te preguntases qué sacrificarías por tenerla?
Vence tu miedo a desperdiciar
Nuestro miedo a desperdiciar es otro factor que nos arrastra por el mal camino. ¿Porqué las personas adultas somos más vulnerables a la tendencia de los costos hundidos que los niños pequeños? Muy fácil. Hemos sido sometidas a una vida entera de exposición a la regla de no desperdiciar. Eres una persona que, como las demás, ha sido entrenada para aparentar ser una persona que no desperdicia, incluso ante el juicio de tu propia mente.
Hal Arkes, profesor de psicología de la Universidad Estatal de Ohio y estudioso del proceso de toma de decisiones, planteó una hipotética situación a un número de participantes en un estudio. La idea era suponer que se gastaban 100$ en un viaje de fin de semana a Michigan para esquiar, a varios meses vista. Unas semanas después, se encontraban con una oferta y compraban por 50$ un viaje de fin de semana a Wisconsin, también para ir a esquiar. Wisconsin es un lugar con gran fama a este respecto. Terminarían por darse cuenta que estos viajes estaban fechados para el mismo fin de semana, sin poder devolver ninguno. ¿A cual ir? Más de la mitad de los participantes decidieron ir a Michigan, aún pensando que en Wisconsin lo pasaría mejor. ¿Porqué? Suponía una pérdida inferior.
Es necesario admitir el fracaso para comenzar con el éxito
Solo cuando admitimos que ha sido un error comprometernos con algo podemos hacer que el error forme parte de nuestro pasado. Cuando insistimos en la negación seguimos en círculos sin sentido que nos impiden avanzar.
Si debes desesperarte por hacer que algo funcione, quizá es que no deba funcionar. Tratar de fingir, de encajar donde no encajas, o de forzar una situación que simplemente no es, rara vez es solución.
Cuando te sientas en esta situación, una gran ayuda es pedir opinión neutral. La opinión de una persona en quien confías pero que no está emocionalmente involucrada en la situación puede sernos de gran ayuda y ayudarnos a abrir los ojos ante una situación que emocionalmente nos arrastra.
La tendencia del Statu Quo y el presupuesto de base cero
La tendencia a seguir haciendo algo simplemente porque siempre se ha hecho recibe el nombre de la tendencia del Statu Quo.
Una cura a los males de esta tendencia es aplicar un presupuesto de base cero, concepto que se toma prestado del mundo contable.
En general, cuando los contables preparan un presupuesto utilizan el del año anterior como base o parámetro de partida. El problema de este modelo es que los errores se heredan. Sin embargo, cuando utilizan el modelo del presupuesto de base cero, no hay heredados. Cada partida debe justificarse.
Partir del presupuesto de base cero requiere más trabajo, porque todo debe ser evaluado. Sin embargo los recursos se destinan en base a las necesidades y no a un histórico quizá desfasado y con poco sentido hoy día.
Puedes aplicar el presupuesto de base cero a todo lo que haces, y seguramente te darás cuenta de que sistemáticamente has estado dejando de evaluar determinados aspectos simplemente porque siempre han sido así.
Supón que todos tus compromisos han desaparecido, no hay nada sobre la mesa. Comienza ahora a evaluar qué deseas permitir que entre en tu vida. Cada uso de tiempo, energía o recursos debe ser evaluado y justificado. Cuántas cosas se quedarían fuera, ¿verdad?
Compromisos triviales, algo a rechazar
¿Cuántas veces has estado charlando con alguien y de repente, sin verlo venir, te has comprometido a algo trivial que no te aporta nada? Sin que te lo pidan siquiera, tú te has ofrecido. Antes de 5 segundos, ya te arrepientes. Pero lo dicho está dicho.
Hacer una pausa de unos segundos antes de hablar y comprometernos a algo que no guarda sentido para nosotros es una magnífica estrategia que puede ayudarnos a detectar —de forma racional y no emocional— y erradicar estas situaciones.
Vence el miedo a quedarte fuera de algo excelente. Todo puede llegar a ser excelente por azar, pero si este es el modo de pensamiento que te lleva a establecer tus compromisos entonces la fortuna está guiando tu vida. Reconocerás las opciones realmente excelentes si les dejas hueco en tu vida.
El piloto de reversa
En el mundo empresarial, los prototipos han ganado popularidad en los últimos años. No es extraño, la oportunidad de poder evaluar una idea o producto sin llevar a cabo una gran inversión inicial es muy apetecible. Y lo mismo podemos hacer en sentido inverso.
Daniel Shapero, Chief Business Officer en LinkedIn, lo llama piloto de reversa. Es un modo de poner a prueba si eliminar una iniciativa o actividad tendrá consecuencias negativas.
Greg recuerda el caso de un ejecutivo con quien trabajó y que sirve de ejemplo a lo que sería el piloto de reversa. Al llegar a ocupar un alto cargo, heredó un proceso que su antecesor había implantado. Un complejo informe semanal, con multitud de datos producidos por otros ejecutivos. Generar este informe consumía grandes recursos a su equipo y su impresión era que no añadía gran valor a la empresa. Decidió entonces dejar de publicarlo y tantear las reacciones que pudieran generarse. Después de varias semanas, nadie había mencionado el informe. ¿Se te ocurre algún compromiso propio al que podrías aplicar el piloto de reversa?
Ha llegado el final de este capítulo. Recuerda que siempre es más fácil no comprometerse a tener que renegociar o eliminar el compromiso. Aunque a nadie le gusta echarse atrás, seguir invirtiendo recursos que no generarán retorno jamás debería ser tu opción. Una retirada a tiempo es una victoria. No pierdas tu capacidad crítica, de evaluar y de tomar decisiones acordes a la situación actual y no pasada. Es lo que te llevará por la senda de la persona esencialista.
En esta serie…
Introducción: Esencialismo
Capítulo 1: El esencialista
Capítulo 2: Elige
Capítulo 3: Distingue
Capítulo 4: Haz concesiones
Capítulo 5: Escápate
Capítulo 6: Mira
Capítulo 7: Juega
Capítulo 8: Duerme
Capítulo 9: Selecciona
Capítulo 10: Aclara
Capítulo 11: Atrévete
Capítulo 12: Líbrate de los compromisos
Capítulo 13: Edita
Capítulo 14: Limita
Capítulo 15: Amortigua
Capítulo 16: Resta
Capítulo 17: Progresa
Capítulo 18: Fluye
Capítulo 19: Concéntrate
Capítulo 20: Sé (La vida esencialista)
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