Entre los asuntos que aparecen en los grupos de Aprendiendo GTD, tanto en Telegram como en Slack, uno de las más recurrentes se refiere a la formación de hábitos.
Las cuestiones que se plantean suelen tratar acerca de cómo reflejar en nuestro sistema GTD las siguientes acciones que supuestamente nos van a permitir crear el hábito que sea: mejorar la forma física, dedicar más tiempo a la lectura, etc.
¿Es mejor crear una tarea recurrente, quizá utilizar checklists, atravesar la bolsa de gimnasia delante de la puerta o ponerle un nudo a San Cucufato?
Porque sabemos que crear un hábito suele ser difícil, muy difícil a veces y abandonaremos antes de haber conseguido nuestro objetivo; pensamos que GTD puede ser, por fin, nuestra tabla de salvación.
Pero la magia no existe y el tema de los hábitos es peliagudo.

Se da una situación paradójica. Queremos que nos ayude a crear un hábito un sistema que es, en gran parte, un hábito en sí mismo (bueno, grupo de hábitos).
Es una cuestión central: La propia puesta en práctica de GTD, implica que para aplicarlo bien hay que llegar a interiorizar y automatizar una serie de prácticas (o sea crear una serie de hábitos).
Mira que bien.
Después de darle unas vueltas respecto a por dónde empezar, llegué a la conclusión de que no queda otra que iniciar esta entrega de una nueva serie “Desde CERO” definiendo “el campo de juego”, es decir, concretar de qué hablamos y de qué no hablamos.
Esto no va de autoayuda, va de información.
Sólo quiero reflexionar al respecto y aclarar en la medida de lo posible una serie de conceptos, además de resumir las pautas que autores reconocidos recomiendan para conseguir implantar un hábito y bueno, igual acaba cayendo algún consejo.
Por tanto… al lío.
Qué es un hábito
La mayoría de nosotros al pensar en hábitos, nos imaginamos comer sano, hacer deporte como ejemplos de buenos hábitos, fumar y abusar de precocinados/comida basura como ejemplos de malos hábitos.

En sentido estricto, esto no sería correcto.
Pero vamos a definir primero, vamos a acotar el campo de juego.
Un hábito es un comportamiento APRENDIDO, generalmente mediante repetición, que una vez interiorizado (por eso es hábito) realizamos de forma automática, sin apenas pensar. Podríamos decir que requiere “poco compromiso racional”
Se convierte por tanto en un automatismo, casi una conducta refleja. Pero es una conducta APRENDIDA, no es innata, no nacemos con hábitos creados, con NINGUNO.
Que sea una conducta aprendida no implica que ese aprendizaje haya sido consciente.
Hay hábitos que hemos adquirido de forma (1) inadvertida, a veces por necesidad (miedo), a veces por mera imitación (aprendizaje vicario), a veces por presión de grupo o moda, por no desentonar con nuestro entorno, otros hábitos los habremos construido de forma (2) consciente, guiados por alguien (padres, tutores, compañeros/as) y en otras ocasiones, habremos conseguido crear hábitos por deseo personal.
Tanto de forma inadvertida, como de forma consciente, es conducta aprendida, que al repetirla y repetirla y repetirla, llega un momento a partir del cual la realizamos de manera inconsciente.

Ese es un punto muy importante. Un hábito se crea por REPETICIÓN y esa es la manera de que esa conducta / comportamiento APRENDIDO se convierta en AUTOMÁTICO.
Esa repetición es tan importante, que si dejamos de utilizarlos, los podemos perder, los olvidamos. Muchos de los hábitos que adquirimos no quedan permanentemente fijados y, tras un tiempo de lo utilizarlo, los perdemos.
Hago hincapié en el aspecto de conducta APRENDIDA porque esto significa que igual que creamos nuevos hábitos, los incorporamos, los añadimos a nuestro “catálogo” de conductas, exactamente igual los podemos abandonar, eliminar o (lo más lógico) sustituir por otros.
A priori somos los dueños, podemos decidir hacer o no hacer, empezar a hacer o dejar de hacer, aunque efectivamente no siempre es tan fácil.
Qué NO es un hábito
No hay que confundir hábito con costumbre.
El hábito es individual, personal, implica acciones individuales y lo podemos crear.
La costumbre (las costumbres) tiene un componente social y especialmente CULTURAL, religioso e ideológico; las costumbres no las creamos, nos vienen impuestas y las aceptamos o no.
Tampoco hay que confundir, aunque suena parecido, hábito con habituación.
Un hábito es una conducta desarrollada, es acción.
La habituación ocurre cuando el organismo deja de responder (o disminuye de forma considerable su respuesta) ante un estímulo, es inacción.
Algunos ejemplos de habituación están claros para quién viva cerca de unas vías de tren con paso frecuente, o quién viva en zonas calurosas y necesite dormir con el aire acondicionado encendido: estímulos molestos, que después de un tiempo nos pasan desapercibidos, aunque se sigan produciendo.
En los casos de habituación nuestro organismo necesita que el estímulo sea cada vez mayor para que haya un respuesta similar.
El hábito tampoco es un reflejo, en sentido fisiológico, ya que los reflejos (medulares o incluso si interviene el sistema nervioso central) ocurren de forma elicitada, por tanto ocurren se quiera o no. Una conducta refleja / acto reflejo como retirar la mano cuando advertimos que nos estamos quemando, ni se aprende, ni se extingue: se produce.
El hábito tampoco es una rutina. La rutina sería una “costumbre personal” una forma convenida de hacer determinadas cosas, es una secuencia de acciones, pero no es estable como el hábito y además se lleva a cabo en un contexto y con una finalidad.
La secuencia matinal de levantarse, baño, desayuno, etc., es una rutina, tiene un orden y tiene una finalidad.
Durante esa rutina, estaremos llevando a cabo multitud de hábitos.
Cerrar la puerta con llave al marcharse, es un hábito.
Las rutinas favorecen la creación de hábitos, (1) bien porque al ser constantes en su secuencia, presentan siempre los disparadores que necesitamos para iniciar el hábito o (2) porque si no tienen ese disparador podemos modificar la rutina para incluirlo.
¿Quieres leer más? Continúa con la serie:
Crear un hábito desde cero, parte 1
Crear un hábito desde cero, parte 2
Crear un hábito desde cero, parte 3
Crear un hábito desde cero, parte 4
Crear un hábito desde cero, parte 5
Gracias por compartir me sirvió de mucha ayuda son los mejor
Gracias a ti por tu comentario.
Ayuda mucho a seguir escribiendo.
Me encanto el análisis detallado que haces en esta serie. felicitaciones