Vaya título para esta entrada. Parece el prefacio de algo complicado, aunque te diré que nada más alejado de la realidad. Algo extenso sí, complicado para nada. Hablemos sobre GTD®.
Te advierto antes de comenzar de que tengo la seguridad de que mucha gente no estará de acuerdo con lo que voy a compartir contigo. No todos los caminos son iguales. O yo puedo haberme desviado, es una posibilidad como cualquier otra sin lugar a dudas. Sí creo que merece la oportunidad de darle un par de lecturas tranquilas, puede que te descubra algo.
Lo que voy a tratar de explicarte supone todo un reto para mí, porque hay que condensar un universo en unas líneas. Un libro en un post. Por ese motivo también voy a permitirme la licencia de alejarme de algunos tecnicismos tratando siempre de dejar clara la idea que trato de exponer.
Porqué GTD®, conocerlo
GTD®, el que yo conozco, es sencillo. Palabra. Sin embargo, ocurre que solo es sencillo cuando lo comprendes.
Y GTD®, el que yo conozco, funciona. También te doy mi palabra. Pero solo funciona si lo aplicas.
Y más aún. El GTD® que yo conozco cambia vidas. Palabra de nuevo. Pero solo si lo vives, si lo sientes sin sentirlo en cada paso que das, porque cuando forma parte de tu vida deja de convertirse en algo consciente todo el tiempo. GTD® es un medio, no un fin. Una herramienta, una serie de prácticas para llegar a un estado. Ese estado es el que cambia tu vida.
Cuando te acercas a la metodología todo es fácil. Y cuando comienzas a profundizar, todo difícil. Primero tantas categorías y terminologías, luego ir comprendiendo poco a poco el «cómo» primero y el «para qué» después de las buenas prácticas que integra y ya, para rematar, el vencer todos esos hábitos que conviven contigo desde hace años —compartidos en muchos casos por tu entorno, que parece ser una red que te atrapa y no te deja salir— para conseguir hacer las cosas de otro modo.
Pero trata de olvidar todo esto por el momento. GTD® es un camino de ida y vuelta, es necesario superar esa hostilidad inicial para volver a los orígenes y su sencillez implícita.
Si estás leyendo esta entrada, ya has conocido GTD®. Aquí te hablaré sobre la parte de aprendizaje, comprensión y aplicación del método. Y sobre todo te invitaré a continuar firme en tu camino, porque hay luz al final del túnel y mucho más camino, un camino maravilloso por explorar.
Comenzar con GTD®, sabérselo
En los libros hay mucho conocimiento. Más del que puedes ver a día de hoy. Pero seguirá ahí, esperando a que tu claridad de ideas aumente y puedas descubrirlo.
En Internet hay mucho material. Más del que debería haber.
Una parte de ese material es, bajo mi punto de vista, una sobre-complicación absurda —por desconocimiento, interés o simple falta de recursos—. Otra parte simplemente es incorrecta, total o parcialmente. Una pequeña parte, bastante pequeña, es material de valor que puede ayudarte en tu camino.
También hay alternativas a GTD®.
Muchas de ellas hacen aguas por completo frente a los principios productivos básicos y a día de hoy validados por la ciencia. Otras los enfrentan. Otras son sucedáneos de GTD®, variantes que sobre-complican la metodología o simplemente la corrompen. Y otras no son más que un GTD® maquillado, sin propuestas de valor añadidas que esconden presuntas mejoras bajo cambios radicales de terminologías, añadidos de poca sustancia y poco más.
A día de hoy, yo no conozco ninguna metodología de efectividad personal que mejore GTD®. Caben puntualizaciones o añadidos, pero no de entidad suficiente para decir que es «otra cosa». En mi opinión a lo más serio que aspiran es a proponer presuntas mejoras que terminan por sobre-complicarla a base de add-ons de dudoso beneficio en la práctica y que, sin embargo, consiguen dilapidar por completo toda su magia. Derrumban uno de los pilares básicos de GTD®. La sencillez que la hace grande, apta y accesible para toda persona con sus particulares necesidades.
GTD®, comprenderlo
En tu día a día te encuentras constantemente con entradas de información. Cosas que tienes que hacer, otras que crees que tienes que hacer o que te gustaría hacer, se mezclan con otras que pueden serte útiles para algo y con muchas otras que despertando tu interés no tienes claro si sí o si no. Todas estas piezas de información llegan de forma constante pero irregular, en un flujo que no se detiene y colapsa tu mente. A través de tus propios sentidos (lo que oyes, lo que ves, lo que sientes, etc.), de ideas repentinas, de tu correo electrónico, de tu móvil. De todas partes.
GTD® propone que regularmente hagas un paréntesis para pensar sobre todo eso que te ha llegado y merece tu atención. Que dediques un momento consciente para determinar qué puede servirte y qué no, qué puede implicar que hagas algo al respecto o qué no. Que evalúes tus opciones y que tomes decisiones.
Además te brinda toda la información necesaria para que puedas construir y mantener un sistema de gestión de recordatorios e información sencillo, pero que bien utilizado es extremadamente potente y te brinda la oportunidad de ver lo que tiene sentido que veas en el momento preciso en que debes verlo. Todo ello sin colapsar tu mente y permitiéndote disponer del espacio mental necesario para seguir tomando buenas decisiones en el momento que debes tomarlas. Para ejecutar sin fricciones. Para trabajar y vivir sin estrés.
Bajo mi punto de vista, si no sabes «para qué» es GTD® —qué persigue, cuál es el objetivo de su uso— podrás aprenderte de memoria y saber enumerar a ojos cerrados todas las reglas que propone pero difícilmente podrás comprenderlo ni mucho menos aplicarlo con éxito. Las reglas, las categorías organizativas, el diagrama de flujo… todo ello se aprende e interioriza fácilmente si se comprende cuál es su propósito.
Comprender GTD® es en mi opinión la línea más difícil de traspasar (salvo vivirlo) y es la que te permitirá comenzar a superar la curva, que la pendiente hacia arriba vaya suavizándose hasta aplanarse en tu camino si tienes la motivación suficiente. A partir de este punto la pendiente comienza a descender y podrás disfrutar sus beneficios con el mínimo esfuerzo.
Convivir con GTD®, aplicarlo
En mi criterio hay dos modos de aplicar GTD®, uno más cuestionable que el otro.
El primero de ellos, el cuestionable, se basa en la aplicación de GTD® que hace una persona que se lo sabe. Domina la teoría. Esta forma de aplicar GTD® no durará, tiene fecha de caducidad. En mi criterio no es una aplicación íntegra —dudo si llegar al extremo de decir que no es una aplicación «real», sin embargo lo pienso— y por mucho que esa persona llegue a sentir parte de sus beneficios la batalla interna por mantenerlo en uso dará lugar al abandono en algún momento.
El segundo, se centra en la aplicación práctica que lleva a cabo una persona que comprende su esencia. Cuando comprendes «porqué» y «para qué», las excepciones y momentos bajos dejan de convertirse en potencial riesgo de que todo se derrumbe y desaparezca para quedarse en lo que son, simples excepciones y momentos bajos. Y en ambos casos, generalmente, se superan.
En base a esto, mi recomendación es que olvides «estudiar» la teoría. Lee y escucha desde la perspectiva de comprender qué necesidades cubre GTD®, cuáles son sus propuestas y qué puede hacer por ti. Piensa sobre ellas, cuestiónalas, rebátelas. Busca un modo más sencillo de conseguir el mismo resultado, convéncete de que no lo hay. Para aplicar GTD® hay que creer en GTD®.
Sentir GTD®, vivirlo
Vivir GTD® parece ser una evolución lógica tras tiempo aplicándolo. Sin embargo, mi opinión es que es algo más complejo de lo que parece.
De hecho, siendo radicalmente honesto, no sabría darte la receta mágica para pasar de un estado a otro, ni darte plazos temporales. Tampoco prometerte que si lo aplicas llegarás a vivirlo. Me sobran varios dedos de una mano para contar las personas que conozco que en mi opinión lo viven. Como podrás suponer, esta afirmación es totalmente subjetiva pero sin embargo es lo que honestamente creo.
Para mí, vivir GTD® es olvidarse de GTD®. Deja de ser algo que haces para ser algo que está, sin más. Como respirar. Respiras todo el tiempo, pero no te detienes a pensar que estás respirando. Simplemente sucede, todo el tiempo, de forma natural. Sin que hagas nada.
Cuando lo vives, «cómo» y «porqué» pierden la mayor parte de su sentido por la obviedad de sus respuestas, y «cuándo» y «para qué» ganan en visibilidad, protagonismo y utilidad. Ya no llegas a ese estado, vives en él. Aunque en ocasiones te apoyes sobre sus mismos límites, vives en él. Y si llegas a traspasarlos, sabes que no es tu posición natural. Lo sientes. Luchas consciente o inconscientemente por volver a ella, como si fueras la rama de un árbol de la que alguien está tirando y cuanto más se retuerce más resistencia opone y más fuerza ejerce por volver a su posición natural.
Lo que necesitas es llegar aquí. Si llegas no hay vuelta atrás. El círculo se cierra, has hecho el camino de ida y vuelta. Hay mucho más camino por andar, un camino infinito. Pero a partir de aquí ya no hay piedras, ni llueve, ni hay tormentas. Ya no hay resistencia que pueda contigo. Solo hay confianza, serenidad, tranquilidad y un ansia viva por dar cada día un paso más.
En formato breve…
Cualquier persona con poca ambición puede conocer GTD®, basta un input circunstancial, una conversación, una lectura o escuchar un podcast. Y cualquier persona puede aprenderse a groso modo sus bases, basta un interés mínimo y leer, estudiar, invertir en un curso, o escuchar podcasts o un audiolibro.
Cualquier persona puede hablar sobre GTD® con tan sólo conocerlo, y cualquier persona puede aplicarlo e incluso enseñar GTD® con tan sólo aprendérselo. Sin embargo, ni experimentará sus beneficios en toda su amplitud ni tendrá respuestas que no haya leído en su manual.
Para ir un paso más allá, para comprenderlo, es necesario espíritu crítico y compromiso. Es necesario ser humilde y a la vez invertir recursos en tratar de desmontarlo, ponerlo a prueba y cometer errores. Y llegar a reconocer que lo son. Es necesaria constancia y, si puedes optar a ello, agradecerás mucho la motivación y el apoyo externos.
Poco a poco comprenderás. Los clicks en tu cerebro irán sucediéndose en un proceso que puede durar años pero que es apasionante, repleto de retos y también de enormes satisfacciones. Y si ese espíritu se mantiene en el tiempo comenzarás a aplicarlo realmente y a notar sus beneficios.
Primero en momentos puntuales, luego en intervalos de tiempo mayores.
Quizá en algún momento llegues a vivirlo. Tenerlo en todo momento presente en tu vida sin darte cuenta. A un equilibrio natural. Cambiar estrés por paz. A dominar lo que haces sabiendo para qué lo haces. Confiar de forma plena en tus elecciones. A sentirte bien sin hacer nada. Y saber que los secretos se irán revelando de forma natural.
Apoyo en el camino
Si a día de hoy tuviese que decir cuál es, en mi opinión, el aporte de mayor valor que se puede brindar a una persona que está haciendo este camino, no dudaría ni un momento. La motivación.
La información, si eliges bien, ya está por todas partes. Pero la motivación escasea.
Hay personas que no necesitan motivación externa, o mejor dicho, que consiguen cruzar metas sin depender de ella. Esto es porque su motivación interna es muy fuerte, debido en casi la totalidad de casos que conozco a una necesidad imperiosa por cambiar algo que no funciona.
En el resto de casos, la mayoría, avanzar cada día un poco más —aún con todas las fricciones que se encuentran— depende fundamentalmente de que su grado de motivación les empuje más fuerte que el freno que suponen otros factores. Y el freno suele ganar la partida.
Cada día, cada momento, es una oportunidad para dar un nuevo paso. Pero lamentablemente también es una oportunidad para tirar la toalla y desistir. A lo largo de los últimos años he visto a mucha gente desistir. Lo tienen todo al alcance de la mano salvo una cosa. Acompañamiento y motivación.
Personalmente creo que los Mastermind Groups son la respuesta, son la motivación extra que muchas personas necesitan para seguir dando pasos hasta que tomen inercia propia. Son acompañamiento y motivación para dar y recibir, son un aura de fuerza para un conjunto de personas.
Si no me equivoco, si con el paso de los meses el feedback refuerza mis creencias, pondremos todo nuestro esfuerzo en expandirlos y universalizarlos de forma que toda persona que quiera adentrarse en el mundo de la efectividad pueda contar con apoyo incondicional, acompañamiento y motivación. No te quedes atrás, date una oportunidad.
Foto de Denys Nevozhai en Unsplash
Gran reflexión Sergio
La verdad es que yo aún no paso de saberlo pero espero con ganas ese mastermind group y sigo empeñado en llegar a vivirlo.
Un abrazo
Muchas gracias, Antonio 🙂
Arrancamos en breve y seguro que abriremos camino, propio y para l@s demás.
Un abrazo.
Buenas tardes Sergio! Me ha gustado mucho tu reflexión. Donde estoy yo? Me lo voy a releer con pausas, subrayando y entendiendo, pero ya te digo que quiero llegar a vivirlo. Y qué gracias a personas como tú, estoy convencido que lo lograré. Un saludo!
Todo comienza por la convicción propia Fran.
Poniendo ganas se vive, ya lo verás.
Muchas gracias y un abrazo.
Increible post, tus palabras y tu forma de explicarlo hacen que me haya preguntado en que punto estoy, todavia no lo se, pero me aferro a la idea que funciona como a un clavo ardiendo. Se que algo estoy haciendo mal, llevo tiempo haciendolo mal per aprendere…creo que asi sera. Felicidades por tu cercania.
Hola Ángel
Seguro, segurísimo que terminarás encontrando la tecla correcta. ¡Ánimo!
La cercanía es necesaria en una relación de confianza entre iguales, lo demás queda para los gurús.
Abrazo!
¡Magnífico Post, Sergio! La reflexión es brutal y muy acertada. En ese camino andamos, en el de interiorizarlo para que forme parte de nuestras vidas. Gracias por tu ayuda y por tus reflexiones.
Un abrazo.
Muchas gracias, Esteban.
Ánimo en ese camino y enhorabuena por haber tomado la decisión de iniciarlo. Seguro que está dando sus frutos, y muchos más que dará.
Un abrazo.
Buenas tardes Sergio.
Después de haber mejorado desde febrero a hoy en mi organización, haber aplicado algunos conceptos y haber leído, estoy en el momento de revisar, ser autocrítico con mi sistema e intentar integrarlo en mi día a día como mi sistema natural a nivel profesional y personal.
Este post, me ha hecho reflexionar, gracias por compartir publicaciones sobre el sistema y explicar y debatir en el grupo de Telegram, algo siempre nos queda.
Gracias y un abrazo.
Hola Francisco,
Enhorabuena por todos esos avances.
Me ha gustado mucho esa frase, «algo siempre nos queda».
Estoy muy de acuerdo, a mí también me ocurre. Es fantástico que así sea.
Gracias. Un abrazo.