Nueva entrega de «Sé más eficaz» de David Allen, esta semana nos adentramos en el capítulo 8: Cerrar temas pendientes libera energía.
Termina cada día y déjalo atrás. Has hecho lo que has podido. Sin duda, hubo unas cuantas meteduras de pata y unos cuantos errores absurdos; olvídalos tan pronto como puedas. Mañana es un nuevo día; comiénzalo bien y con serenidad, y con un espíritu tan elevado que haga que no te sientas coartado por tus despropósitos anteriores. — Ralph Waldo Emerson
Este capítulo comienza con una sentencia que, bien entendida, pone ante tus ojos uno de los grandes beneficios de implantar una metodología como GTD® en tu vida: Los asuntos pendientes, los compromisos incumplidos —más grandes o menos, más o menos conscientes— consumen energía mental; sólo cuando los identificas y resuelves, o asumes como válidos tal como están, consigues que dicha energía se libere.
Para una persona que utiliza GTD®, la esencia de esta afirmación está presente en su día a día.
Identifica pendientes a través de Capturar, establece —o no— compromisos y toma decisiones sobre qué hacer o no hacer al respecto —sobre si están bien así, si quiere/debe/necesita hacer algo al respecto, o si simplemente «ya se verá»- al Aclarar, fija recordatorios si son precisos —para hacer algo al respecto, o simplemente no perderlo de vista— al Organizar, y avanza en su resolución al Ejecutar. Y además, se pone al día y mantiene su sistema actualizado y accionable al Reflexionar.
Durante mucho tiempo me pareció que la vida, la auténtica vida, estaba a punto de comenzar para mí. Pero siempre había algún obstáculo que lo impedía, algo que debía hacerse primero alguna tarea pendiente, un tiempo de espera, una deuda más que saldar. Luego la vida podría empezar. Al final me di cuenta de que todos esos obstáculos eran mi vida. — Padre Alfred D’Souza
Tomando como base esa primera sentencia del capítulo, es sencillo comprender cómo —aún siendo tan y tan diferentes— la estrategia al largo plazo y la operatividad más cotidiana mantienen una increíble relación.
El maestro pone un ejemplo donde entran en juego «escribir un plan estratégico» y «ordenar un garaje». Cualquier otro binomio que ponga frente a frente estrategia y operatividad que pueda ocurrírsete es igualmente válido.
Es más fácil darse cuenta, percibir qué te ocurre a título interno, cuando afrontas estas cuestiones desde la operatividad del día a día. Estoy seguro de que has pasado por decenas, centenares de experiencias de este tipo.
Haces tu plan para ordenar tu garaje, y cuando por fin te pones manos a la obra ese plan se desvanece rápidamente.
– ¡Oh! Mira esas fotografías que tomamos en nuestro viaje a París hace cinco años. Serían perfectas para el salón.
– ¡Una caja con material de oficina que está aquí desde mi última mudanza! Ya no necesito una grapadora.
– ¿Y si lo coloco todo en estanterías a este lado, y puedo poner una mesa allí para volver a montar maquetas?
– ¿Cuántos ejemplos más podrían ocurrírsete?…
La mayoría de las personas dejan escapar las oportunidades porque van vestidas de uniforme y tienen aspecto de trabajadores. — Thomas Edison
La realidad es que la acción destapa la imaginación. Que desde el movimiento generado a través de la operatividad más mundana emergen creatividad, grandes planes, perspectivas de futuro o prioridades.
No menosprecies el poder de los círculos pendientes de cierre que a priori se perciben más mundanos, insignificantes o irrelevantes. En muchas ocasiones te abrirán las puertas a lo sublime.
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