Una semana más David Allen se asoma a las páginas de nuestro blog mientras vamos acercándonos al final de la segunda parte de su obra «Sé más eficaz». Hablaremos sobre actitud analizando el capítulo 24: Si sabes lo que estás haciendo, la eficiencia es tu única oportunidad de mejorar.
El autor introduce este capítulo sentenciando que una vez has establecido un propósito, una meta o un criterio, lo mejor que puedes hacer es cumplir con él y además hacerlo con el mínimo esfuerzo posible.
Hay solo dos formas de vivir la vida. Una es hacerlo como si nada fuera un milagro. La otra es hacerlo como si todo fuera un milagro. — Albert Einstein
Una vez llegas a este punto, tras haber leído el título del capítulo y la breve introducción que Allen nos regala en cada uno de ellos, es posible que te hagas una idea equivocada sobre lo que vas a leer a continuación.
Y es que tanto el título como ese «hacerlo con con el mínimo esfuerzo posible» de la introducción parecen sugerir que vamos a hablar sobre el cómo.
Cómo hacer algo con el mínimo esfuerzo posible, cómo hacer algo del modo más eficiente. Y tu mente rápidamente se va a lo cercano y palpable, al proceso optimizado, a la aplicación que permite más, o al método más eficiente para organizar tu archivo.
Pero no es sobre esto sobre lo que vas a leer.
Solo cuando nos damos cuenta de que la vida no nos lleva a ninguna parte comienzan a tomar sentido las cosas. — P. D. Ouspensky
La eficiencia sobre que la habla Allen en este capítulo es una eficiencia más profunda. No guarda relación con medios externos sino con sensaciones internas. Se centra en actitud más que en aptitud.
El progreso está guiado por hombres perezosos que tratan de encontrar formas más fáciles de hacer las cosas. — Robert Heinlein
Una actitud que implica, de nuevo, cambiar el enfoque de serie. Y el enfoque de serie en la mayor parte de ocasiones se reduce a tratar de evadir nuestros asuntos. Terminar, zanjar, quitar de enmedio, ver decrecer la lista de pendientes para poder ocuparnos de lo que realmente querríamos estar ocupándonos.
Sin embargo ante este enfoque es difícil —imposible— salir de un círculo vicioso en que la irritación e impotencia marcan cada paso del camino. Se retroalimentan, crecen, lo inundan todo. No es posible alcanzar el equilibrio en el entorno en que tu actitud te sumerge.
Antes de someterte a una operación quirúrgica, arregla tus asuntos temporales. Tal vez salgas con vida. — Ambrose Bierce
Sin embargo, otra actitud es posible. Una actitud en que asumes que haces lo que has tomado la decisión de hacer, y lo haces en exclusiva en tu beneficio. En que te abres a las entradas que llegan y las sometes a tu flujo. Y en que te concentras por completo en lo que estás haciendo en cada momento, como si fuera lo único que existe.
Ese estado es la eficiencia pura. Es donde la fricción desaparece, donde el esfuerzo para avanzar es mínimo y donde el estrés desaparece por completo. Y cuando no lo alcanzas es porque tú te lo niegas. Depende única y exclusivamente de ti.
Tenemos infinitos problemas para resolver, misterios creados por el hombre; solo cuando tratamos de descubrir el secreto de Dios desaparecen todas nuestras dificultades. — Mark Twain
Imagen de Engin Akyurt en Pixabay
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