Nueva semana y nuevo capítulo de «Sé más eficaz» de David Allen, el 12: Preocuparse es una pérdida de tiempo.
No hay ningún expediente al que no recurra una persona para ahorrarse el trabajo de pensar. — Thomas Edison
Analizar, madurar, o pensar sobre lo realmente trascendente para ti retorna valor. Sin embargo preocuparse es el sustituto carente de valor a esas opciones. En todos los casos inviertes tiempo y energía, pero en el último el retorno que obtienes es cero.
¿Cómo puedo saber lo que pienso, hasta que no oigo lo que digo? — E.M. Forster
Qué apetecible y cómodo es no tener que pensar, ¿verdad?
Parece que el tiempo vuela cuando no tienes que enfrentarte a una actividad que exige que pongas tu maquinaria cerebral en marcha. Sin embargo cuando realmente te enfocas en algo exigente cognitivamente hablando, en eso y solamente en eso, esa sensación llega incluso a maximizarse. El resto del mundo desaparece y solamente estáis tú y esa actividad que te atrapa. Y estás pensando, y mucho.
Parece por tanto que alcanzar ese estado no lleva implícito dejar de pensar.
La civilización progresa sobre la base de ampliar el número de operaciones importantes que podemos realizar sin pensar en ellas. Las operaciones de pensamiento son como las cargas de caballería en una batalla: son operaciones estrictamente limitadas en número, requieren caballos frescos y solo deben realizarse en los momentos decisivos. — Alfred North Whitehead
Sin embargo, pensar consume una enormidad de recursos. Comportarnos como seres efectivos implica maximizar en lo posible eficacia y eficiencia. Maximizar ambas variables implica analizar, madurar y pensar pero no de cualquier modo sino de un modo concreto que viene a postularse como una de las máximas en gran variedad de ámbitos cuando hablamos de efectividad. Lo menos posible, pero todo lo necesario.
Cualquiera que espere a que se le ocurra una buena idea, se pasará un buen rato esperando. Cuando tengo una fecha límite para entregar una columna o un guión de televisión, me siento ante la máquina de escribir y decido tener una idea. — Andy Rooney
Por si no te habías dado cuenta hasta ahora, GTD® te propone un camino efectivo basado que dediques tiempo a pensar en lo que tiene sentido que pienses y cuando sea necesario que lo hagas para evitar tener que hacerlo el resto del tiempo. Pensar, sin preocuparse.
Existen momentos adecuados para revisar y pensar acerca de las acciones y resultados que has definido para alcanzar lo que deseas, otros para dedicar a un análisis y puesta a punto de tus áreas de responsabilidad, y otros para visualizar estratégicamente tu futuro y el de las personas que te rodean a diferentes plazos temporales. Y por encima de todo ello, el más alto nivel centrado en tu fin último, el gran «para qué» de tu paso por este planeta.
Todos esos análisis y pensamientos tienen su momento y todos son necesarios, todos darán frutos que estarán sometidos a las inclemencias a través del paso del tiempo y que será necesario que revises y actualices. Y todos ellos, atendidos a los intervalos adecuados, te garantizarán convertirte en una persona efectiva y feliz sin tener que pensar el resto del tiempo.
Photo by Ante Hamersmit on Unsplash
Deja una respuesta