Hace pocas semanas (producto de alguna de las ideas que tenía incubadas desde hace tiempo) he cambiado la herramienta que venía utilizando para gestionar las listas de mi sistema GTD®.
Hace varios años, en la época en que aún no conocía la metodología, probé varias herramientas. En algunas de ellas me mantuve pocas semanas, en alguna concreta meses, pero ninguna terminaba de convencerme. Y eso que en todos los casos me compraba o me suscribía a la versión «Pro», no fuera a ser que en ese cambio a la versión con más extras se encontrase el factor diferenciador que estaba buscando y fuese a quedarme sin descubrirlo.
Terminé asentándome en una herramienta en concreto, supongo que en parte porque estaba cansado de saltar de una a otra, y en parte porque -a mi criterio por aquel entonces- era lo más profesional que podía encontrar. Entonces, si ninguna terminaba de convencerme al 100%, la decisión de quedarme con la que más opciones de configuración, menús y submenús, y extras de todo tipo podía ofrecerme, era algo que -de nuevo, en aquel entonces- parecía tener mucho sentido.
De ese modo, sería complicado que llegase el día en que esa herramienta se me quedase corta en recursos.
La vida nunca termina de sorprendernos, y cómo no, en esta ocasión no podía ser diferente. La super-herramienta que puede hacer casi-cualquier-cosa que se le pida, se me ha quedado corta. Pero se ha quedado corta en un sentido radicalmente diferente al que yo trataba de anticipar años atrás. Precisamente se me ha quedado corta en un aspecto en que el resto de opciones que contemplé por aquel entonces no se hubieran quedado. ¿Te ha pasado algo parecido? Seguro que sí…
Es curioso e incluso irónico en cierto sentido, visto hoy, el transcurso de la historia.
Sin conseguir encontrar la aplicación perfecta bajo mi criterio, me quedé con la que consideré más potente buscando que no se quedase obsoleta. Comencé con un sistema hiper-complicado, y cada vez fui simplificando más y más mi flujo de trabajo llegando a no hacer uso de ninguna de esas supuestas características «Pro» que me llevaron a decidirme por ella. Y ahora la abandono buscando una funcionalidad básica que no puede ofrecerme, lo cual me apena e incomoda terriblemente a partes iguales. Quizá poco comprensible.
Para mí tiene sentido. Esa herramienta me descubrió GTD®, lo que más allá de una metodología ha llegado a convertirse en una parte fundamental de mi vida.
Con esa herramienta di mis primeros pasos, me equivoqué -muchas veces-, aprendimos de la mano, aprendí a conocerme a mí mismo al tiempo que aprendía a conocerla a ella. Me regaló valiosos aprendizajes, siendo un espejo «visible» de mis avances en el conocimiento de la metodología y de mi propia persona y mente. Pero ese cariño, ha sido fruto del trabajo codo con codo durante meses, y años. Hoy me doy cuenta de que en cierto modo crecimos juntos y ahí radica su sentido, no en que pudiera ofrecerme nada exclusivo.
Generosa hasta el final, noble, robusta, aún se despidió del único modo que podría ser: Mostrándome sin tapujos que era el momento de seguir caminos separados. Nunca se sabe, quizá esos caminos vuelvan a cruzarse. O quizá no.
En su honor, hoy comienzo con esta entrada una serie que será mi homenaje póstumo a ella. Y tú, ¿Te has planteado iniciarte en GTD® con OmniFocus?
Si es así, te espero con la segunda entrada de esta serie el martes próximo.
Que grande Sergio! Omnifocus no merece menos. Yo pasé de Things a Omnifocus (súper pro con todas sus perspectivas) a papel, y del papel a Reminders (no es multiplataforma, lo sé) y esa cura de humildad me hace acercarme a la simple realidad del método frente a la herramienta, pienso en listas, pienso en papel, y todo se vuelve más sencillo y puro…
Sin duda Francisco.
La herramienta es una inestimable ayuda que por sí misma no vale nada, lo que no excluye que llegue a convertirse en «compañera de camino» con todas las consecuencias que eso tiene.
Gracias por darte un paseo por aquí. Un abrazo fuerte.
No sé qué me gusta más… escucharte o leerte. Fantástico artículo!
Gracias!
Nota: si tú tiras pa Todoist, yo también…
Que bien Sergio! Que ganas tenemos de esta serie!! Yo ahí estoy, cada vez aprovechando más Omnifocus. Seguro que con la ayuda de tu serie daré Un impulso. Muchísimas gracias.
Un abrazo
Luis
Sergio supongo que la semana que viene ya nos dirás que te has pasado a keep de Google Jajaja
Gracias Sergio por tu post.
Creo que tienes razón, muchas veces nos obcecamos en una herramienta determinada y lo importante detrás de todo es el método.
Sin duda disfrutaremos de este merecido homenaje 🙂
Un saludo
Desde hace 4 años uso facilethings y cubre todas mis expectativas. Me ayuda un montón y me hace ver el proceso simple.
Hola Mel,
Muchas gracias por tus palabras 🙂
Y espera hombre! No te cambies aún, primero lee la entrada que publicaré hoy y le das otra pensada.
Hola Luis,
Sé que esperabas esta serie, espero que te sea de mucha utilidad.
Será laaarga, así que ponte cómodo. Me encantará recibir tu feedback.
Un abrazo.
Hola José,
Google Keep puede ser un excelente gestor de listas.
De hecho, no has ido nada desencaminado. Todoist y Google Keep and sido las dos opciones que he barajado y no me ha sido fácil decidir, porque ninguna de ellas tiene carencias claras respecto a lo que necesito.
Un abrazo 🙂
Hola Fernando,
Muchas gracias por tus palabras.
Espero que la serie aporte ideas y tips valiosos a usuarios y a no-usuarios de OmniFocus.
Un abrazo 🙂
Hola Mario,
Excelente! Eso es lo realmente importante en lo que a la herramienta se refiere.
FacileThings es una gran opción para gestionar nuestras listas.
Un abrazo 🙂
Gracias por tus magníficos artículos y comentarios en slack. Creo que Google Keep es suficiente Par hacer gtd bien. José
Enamórate del método, no de la herramienta.