Capítulo 31 de la tercera parte del libro «Sé más eficaz» de David Allen. Este capítulo lleva por título Tu sistema es tan bueno como su eslabón más débil.
En la introducción que el autor acostumbra a hacer en cada capítulo de esta obra, profundiza más en la afirmación que da título al capítulo. El valor de un sistema de gestión personal reside precisamente en su capacidad para liberar recursos para que nuestra mente pueda ocuparse en otros aspectos de más alto nivel. Cuando el sistema contiene inconsistencias o lagunas, esos huecos precisan llenarse de algún modo. Pierdes entonces gran parte de su valor, porque los recursos que pretendes liberar son necesarios para cubrir esas carencias. Por tanto, disponer de un sistema de calidad implica que reúna las características necesarias para soportar las condiciones más adversas. Es en esos momentos, además, cuando más lo necesitarás.
El auténtico reto es convertir la comunicación en una herramienta práctica y útil. Entonces es probable que comiences a usarla sin pensarlo. — Max Depree
En el capítulo que nos ocupa, voy a permitirme la licencia de alejarme un poco del texto explícito de Allen para centrarme en su esencia. Y su esencia se asienta sobre dos grandes bloques que trabajan por un mismo fin: la proactividad y anticipación como elección consciente es uno de ellos, y la conducta sistemática ante diferentes estímulos y situaciones es otro. Y ambos, juntos, tienen consecuencias de gran repercusión en confianza, resultados y fluidez en relaciones, trabajo y vida.
Nada es tan contagioso como el ejemplo. Nunca hacemos ningún bien ni ningún mal relevante sin generar más de lo mismo en los demás. — François De La Rochefoucauld
Ambos pilares, proactividad y anticipación junto a conducta coherente y sistemática, facilitan un entorno en que la urgencia generalizada, saturación de inputs no gestionados y el estrés que todo genera desaparecen. En su lugar, la actitud y aptitud que las promueven dan paso a un nuevo entorno en que puedes avanzar en armonía, sin fricciones, y en que los problemas generalmente se detectan —y pueden ser gestionados— antes de convertirse en tales.
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