Hay capítulos de este libro de Allen que, a mi particularmente, me han parecido interesantes por el modo en que transmite el mensaje que pretende hacernos llegar; describiendo una circunferencia de principio a fin, con ejemplos acertados para profanos en la materia y citas atemporales que nos sumergen aún más si cabe en el contenido.
Otros, como es este que nos ocupa, son cortos, directos, difíciles de sintetizar, no por lo complicado de su contenido (aquí ya sería necesario definir de un modo más claro a qué prodríamos referirnos con un término tan subjetivo como «complicado») sinó por lo tremendamente denso del mismo, la gran cantidad de información que aporta en un espacio tan reducido. Cuando eres un «recién llegado» a sus obras, lees y puedes extraer el mensaje principal de ese «puñado de párrafos». Sin embargo, cuando ya te has acercado a su universo (en mayor o menor medida) te vas dando cuenta de los detalles, de cuánto dice, y cuánto podemos extraer de apenas dos páginas.

El capítulo 2 de «Sé más eficaz» que hoy abordamos lleva por título «Solo puedes sentirte bien con lo que no estás haciendo cuando sabes qué es lo que no estás haciendo«.
Si pienso en mí mismo hace varios años, en qué pensaría al leer esta frase, lo primero que viene a mi mente es que de inmediato la cuestionaría -«Pero si no se lo que no estoy haciendo, no me sentiré ni bien ni mal con ello, porque no lo estaré teniendo en cuenta, ¿no?«- y seguramente la catalogaría de «frase de libro», resultona pero sin demasiado sentido. ¿Es también tu caso?
En realidad, cuando cobra sentido es cuando metemos otro dato en juego. Y este nuevo jugador en el campo no es sinó el comprender que el hecho de «tener consciencia» de esas cosas que no haces, no quiere decir que ahora existan y antes no. Del mismo que «no tener consciencia» de ellas, no es quivalente a que desaparezcan. Seguirán ahí, en algún lugar de tu mente, peleando por su espacio y haciéndose notar en los momentos más inoportunos.
Dice el Sr. Allen que la solución a esta situación, es traer todos esos asuntos a tu consciencia para tomar decisión meditada sobre qué hacer con ellos. Decidir de forma consciente si queremos hacer algo o no, nos llevará al siguiente nivel donde podremos afirmar que lo que no hacemos, es porque hemos decidido no hacerlo. No lo hemos olvidado; lo hemos deshechado, o lo hemos pospuesto para más adelante. Y ahora le encuentro todo el sentido a la frase.
Dado esto, no es extraño que este capítulo se encuentre en la primera parte de la obra, que como hemos visto en entradas anteriores, se centra en recopilar, en vaciar tu mente, porque solo así conseguiremos llevar todos nuestros asuntos a nuestra consciencia para posteriormente dedicir sobre ellos.
Allen nos hace algunas aclaraciones posteriores, básicamente para recalcar la importancia de que los cinco pasos del flujo de trabajo descritos en «Organízate con eficacia» deben ser abordados por separado, lo cual facilitará asumir en cada momento el rol oportuno para llevar a cabo lo que estás haciendo del modo adecuado.
Me quedo con la necesidad de traer a la consciencia todo lo que ronde nuestra mente, todo aquello que se apile en el rincón más recóndito de ella. Es el primero de los pasos para llegar al «estado de paz» que nos proporciona el saber que todos nuestros asuntos están controlados.
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