Esta semana aterrizamos en el capítulo 10 de «Sé más eficaz» de David Allen, un capítulo que lleva por título «La creatividad aparece cuando se le deja espacio».
Nuestras mayores pretensiones no tratan de esconder lo que hay de malo y feo en nosotros, sino nuestro vacío. Lo más difícil de esconder es lo que no está ahí. — Eric Hoffer
La creatividad aparece cuando se le deja espacio.
Es algo complicado enfrentarte a resumir o analizar un texto cuyo título es tan absolutamente clarificador y condensa tan bien la idea que se esconde tras el resto de párrafos que acompaña.
Se trata de un texto algo duro para una persona que se plantea dar sus primeros pasos con la metodología. Lo es porque pone frente a ti tus miedos, tus reservas, los impulsos que con mayor o menor consciencia te mantienen haciendo lo que has hecho siempre.
Para llegar a lo que no conoces, debes seguir el camino de la ignorancia. — T.S. Eliot
Que liberar nuestra mente de todos esos «necesito», «quiero», «me gustaría», «podría querer», «podría necesitar», etc., que la mantienen en vilo 24/7 es algo que dará espacio a que nuevas cosas entren, que nos brindará ancho de banda para pensar en asuntos que realmente son importantes y que desatará nuestra creatividad es algo que, aún incluso sin haberlo comprobado en primera persona aún, puede parecernos lógico y podríamos ofrecerle un voto de confianza, ¿verdad?
Entonces, ¿por qué tan pocas personas lo hacen? ¿qué les frena?
El cuerpo principal de este capítulo se centra precisamente en eso, en qué les frena.
Allen lo resume bastante bien, a mí me gusta llamar a este comportamiento «tranquilidad negligente».
Poner tu vida ante tus ojos puede resultar realmente incómodo; ¿esto es todo lo que hago y/o soy capaz de hacer, de pensar, de crear, de aportar? ¿de veras?
Enfrentarse a la realidad informada, explicitar nuestra vida y someterla a un proceso de aclarado y organizado, lleva implícito un ejercicio de autocrítica que no podremos evitar en medio del proceso.
Sé que no tienes nada. Por eso te lo pido todo. Para que lo tengas todo. — Antonio Porchia
Sin embargo la realidad es que si consigues vencer tus miedos internos, si consigues exteriorizar todos tus pensamientos y necesidades, pensar y tomar decisiones sobre todo ello, organizarlo en un sistema externo a tu mente y someterlo a revisión de forma sistemática, ese sentimiento de autocrítica deja paso a una experiencia total y absolutamente liberadora.
Tu mente por fin dispone de espacio para evaluar y para crear. Por fin eres capaz de ver el mundo y tomar decisiones desde la proactividad y no desde la reactividad. Ya puedes mirar adelante y no atrás.
Cierro el análisis reproduciendo la frase de cierre del propio autor, magnífica.
«Necesitamos saber que por más completos que nos creamos, Dios no habrá terminado con nosotros hasta que lo haya hecho.»
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Foto de Tachina Lee en Unsplash
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