En este quinto capítulo de “Sé más eficaz”, David Allen enfatiza a modo de anécdota la gran importancia de prestar atención a todos y cada uno de los cinco pasos de control de la metodología GTD®. Y debe ser a todos, ya que basta que uno de ellos falle para que el sistema al completo haga agua.
Digo a modo de anécdota, porque lo hace mostrándonos el mensaje sintetizado que una y otra vez ha dado como breve respuesta a la prensa ante preguntas recurrentes como «¿Cuál es nuestro peor hábito de cara a nuestra productividad?».
La respuesta de Allen es breve, directa, y se apoya en los pilares básicos de la parte de control. No es uno sin cinco combinados:
Mucha gente guarda las cosas en su mente, no captura. No toman decisiones sobre un asunto aún cuando saben que deben hacerlo, no aclaran. No organizan sus recordatorios y material de apoyo en categorías con sentido para ello, no organizan. Tampoco llevan ni revisan un inventario completo de sus compromisos, y como consecuencia de todo ello malgastan sus energías, viven en un estado constante de alerta y stress, y se centran en lo último y más escandaloso aún a sabiendas de que no es probablemente lo que debieran estar haciendo.
En ocasiones, dice Allen, esto lleva a una segunda pregunta bastante evidente, «¿Entonces qué debemos cambiar?»
La respuesta no es menos evidente que la pregunta.
Vacía tu mente, dedica un tiempo regularmente a pensar sobre los asuntos capturados y decide qué significan para ti, organiza recordatorios sobre lo que has decidido que quieres/debes hacer cuando has aclarado en categorías con sentido para ver lo que debes ver en cada momento, mantén el sistema que has creado actualizado revisándolo con regularidad, y recurre a tu sistema e intuición para hacer lo que debes hacer en cada momento preciso, contando con información de calidad para decidir.
Toda la parte de control de la metodología resumida en apenas unas líneas. Aunque breve, no pierde en absoluto toda su lógica.
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